9 de enero de 2011

Por lo que era...


            En un ataque de dolor contenido, ella se sentó en el suelo, junto al balcón, y miró hacia fuera, tratando de encontrar una salida… una salida a todo ese sufrimiento al que la sometían, una salida a todo ese dolor provocado por simples y estúpidas palabras.
            ¿Acaso podía importarle tanto lo que dijeran los demás? Aunque siempre lo negara, aunque siempre fingiera que no lo hiciese, o tratara de que no lo hiciera, no podía mentirse a sí misma. Le hubiera gustado, sí. Mucho. Pero no era tan estúpida.
            Todo eso ya comenzaba a molestarle. Porque el dolor se acumulaba, se acumulaba… en su compañía, ella sonreía. Y era feliz. Pero sin su cercanía, era como si todo se desvaneciera.
            Y todo sumaba, todo se juntaba… todo lo que la agobiaba, parecía haberse puesto de acuerdo para destruirla ese día completamente. No le daba tregua, casi no la dejaba respirar.
            Alguien golpeó la puerta, quitándola de su ensimismamiento unos segundos. Haciéndola pensar si debía responder, o no. Pero, ¿para qué lo haría? ¿Para que esa persona también se riera de su soledad?
            Ella creía que nadie la valoraba por lo que era… porque todos pensaban en lo que hacía. “Estás bien, porque hiciste esto.” “No estás bien, porque no hiciste esto.”
            ¿No podía nadie quererla simplemente por sus deseos? No podía ser nadie un poco compasivo, como para responder a un “quédate conmigo” con un suave y cariñoso “sí”, con un abrazo… se conformaría con una caricia aunque fuere, lo suficiente para saber que alguien la quería, aunque fuese sólo un poco… sólo un poco…
            Sólo ese poco que necesitaba para seguir adelante, y nadie estaba dispuesto a dárselo. No de la manera que ella lo quería… porque, lo aceptara o no, estaba sola… tan sola como siempre había temido estarlo. Todo ese miedo a la soledad, afloraba en los momentos más difíciles, en esos que piensas que ya no puedes, que ya no quieres continuar…
            Esos momentos en que quiere dar rienda suelta al llanto y dejarse llevar por él, dejar que sus lágrimas se lleven todo el dolor que soportaba, todo el dolor que ya no aguantaba.
            Pero no podía llorar, ella ya casi no sabía lo que era llorar. Lloraba por nimiedades, todo el tiempo. Pero ya no sabía lo que era llorar por un sentimiento de verdad.
            Ella sólo quería dejar de sufrir. Ella sólo quería volver a vivir, ella sólo quería disfrutar de lo que la rodeaba… ella sólo quería volver a amar. Sin el miedo a perder, sin el miedo a jugar.
            Ella sólo quería que la amaran, sin el miedo a creer que siempre la abandonaran. Sin el miedo a pensar que la engañaran, sólo disfrutar del cariño… del cariño que deseaba.
            Y de una vez por todas dejó caer las lágrimas, entregándose a ellas como si siempre hubiese sido lo que quería, lo que necesitaba. Para librarse de todo aquello que le hacía doler, para librarse de todo aquello que no quería tener.
            Y esperar que algún día, alguien la valorara, la quisiera, la amara… por lo que ella era, y no por lo que había simulado ser.

Aome ~